Anillo al dedo
Anillo al dedo
Retrocedamos hasta el día en que lo conocí. Ahí estábamos los dos, jóvenes enamorados, tanto, que esa misma primavera pidió mi mano, y yo acepté. Claro que en ese momento estaba demasiado perdida en el amor como para cuestionarme ciertas cosas. Podría decir que el problema empezó cuando nos mudamos a nuestra casa, pero entonces estaría mintiendo, ya que comenzó en el altar, al ponernos nuestros anillos. Tenía esa manía, esa pequeña e irritante manía que en un punto se volvió insoportable. Lo hacía día, tarde y noche, al despertar y al irse a la cama, ¡Incluso dormido!, era realmente exasperante. Dirían que estoy loca, pero me pasaba los días pensando en rebanarla, cortarla y arrebatarsela de su cuerpo. Emitía ese sonido tan molesto y desagradable a mis oídos, como el crujido de las hojas en otoño o como el ruido de la tiza sobre el pizarrón, así de horrible. Un día decidí ponerle fin a eso que me causaba tal sufrimiento, ese día fue hoy, hace unas horas para ser precisa.
Lo pensé durante semanas, dónde, cuándo y cómo. Originalmente hubiese sido en casa, al llegar del trabajo, y por fin cortaría esa mano que traía tanto tormento a mi vida. Pero no se dio así, en realidad lo llevé al lugar donde todo esto comenzó, cuando coloqué ese anillo en su dedo y sellé mi destino; el altar de la iglesia. Le dije que tenía planeada una sorpresa para él, y ahí fue cuando lo asesiné. Comencé por el corazón y un cuchillo lo atravesó, di tantas puñaladas como años estuve soportando el tronar de sus dedos y finalmente ¡la corté! De una sola rebanada obtuve la paz que tanto buscaba y deseaba. Ese sentimiento me invadió por fin, esa sensación de libertad y de adrenalina que me llevó a tomar su mano del piso y salir corriendo, ahora ya libre. Pero eso ya lo saben, ustedes me vieron salir de la iglesia con una mano ensangrentada colgando, y por supuesto aquí estamos ahora.
– Eso veo, señorita Muller. – Afirmó el oficial.
– Bueno creo que eso fue todo, ya se me hizo tarde para tomar mi pastilla. Que cosas ¿no?

Muy atrapante. Me gustó la frase de la pastilla al final.
ResponderEliminarIncreíble historia, como una pequeña manía desencadenaría hacia algo tan grave.
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